Linfocitos bajos: síntomas y tratamiento
Los linfocitos bajos en sangre nos hablan de un debilitamiento por parte del sistema inmunológico, un hecho que nos hace vulnerables a la adquisición y desarrollo de diversas enfermedades. Así pues y considerando que los linfocitos son producidos por la médula ósea y corresponden a una de las tantas variedades de glóbulos blancos que circulan tanto por el torrente sanguíneo como por el sistema linfático, su acción defensiva resulta sumamente relevante para garantizar el buen estado de nuestra salud.
Podemos describir a los linfocitos como células inmunitarias con un núcleo esférico y una cantidad de citoplasma que suele variar en función de la morfología propia que da lugar a su clasificación. Se caracterizan por disponer de receptores para un listado concreto de antígenos y por ocuparse de la producción de los anticuerpos necesarios para destruir las células anormales.
Síntomas de linfocitos bajos
Cuando los análisis de sangre revelan bajos niveles de linfocitos se presenta una condición médica denominada linfocitopenia o linfopenia, un trastorno que surge a partir de un número anormalmente bajo de estas células y que aunque puede no generar síntomas, en la mayoría de los casos se evidencia con episodios constantes de fiebre además de guardar estrecha relación con la sintomatología propia de infecciones virales, malnutrición, trastornos de la médula ósea, desórdenes genéticos, el consumo de ciertos medicamentos, enfermedades neurológicas y finalmente los malestares que desencadenan los tratamientos de radioterapia o quimioterapia.
Puesto que no existen indicadores contundentes que a simple vista puedan sugerir linfocitos bajos, el profesional médico puede interpretar las infecciones recurrentes como señal de un posible desequilibrio en su conteo. Asimismo cabe señalar que casi siempre estos valores se descubren por casualidad en los chequeos generales o en hemogramas de rutina y es entonces cuando de la mano de la historia médica se indaga para determinar la causa subyacente.
El tratamiento para los linfocitos bajos
Los casos leves normalmente no precisan de intervención alguna pues el cuerpo naturalmente se encarga de restablecer los niveles, pero cuando este cambio tiene que ver con causas más complejas asociadas a enfermedades es preciso intervenir en función de la situación específica, de esta manera el profesional determinará si será necesario administrar por ejemplo antibióticos, antiparasitarios o antivirales, a veces incluso se pueden abordar medidas mucho más radicales como el trasplante de médula ósea.
Lo cierto es que de acuerdo al origen del trastorno es que podrán determinarse los pasos a seguir, por lo tanto el proceso siempre debe estar guiado por el correspondiente facultativo.